martes, mayo 12, 2009

SI ESTO NO ES CRISTIANOFOBIA ¿QUE ES?


Si esto no es cristianofobia y cristofobia, ¿qué es?
Jorge Enrique Mújica
jem@arcol.org


En la ciudad de Roma hay un edificio llamado Pedagogium. Se encuentra en la colina del Palatino, donde alguna vez estuvo el Palacio de los Emperadores. Sobre una pared hay un grafiti que representa a un crucifijo, con una persona hincada que reza delante de él. Debajo de la pintura hay una leyenda en griego que dice: “Alexamenos adora a su Dios”. Es la primera blasfemia “escrita” del occidente pagano. El crucificado tiene una cabeza de asno.

Muchos siglos después, esas blasfemias han continuado y se han enriquecido con persecuciones, prejuicios y agresiones, incluso físicas y violentas, que quizá hoy tanto como antes, están llenas de odio irracional.


La Inquisición anticristiana


Uno de los bulos más socorridos contra la Iglesia católica es el de la Inquisición. Erróneamente, se suele decir que en la Edad Media la Iglesia prohibía la libertad de expresión y “cazaba” a todos aquellos que no comulgaban con sus ideas.

Sin embargo, es precisamente en una actitud “inquisitorial” de ese estilo en la que caen no pocos gobiernos, intelectuales y organizaciones precisamente contra la Iglesia a la que acusan y zarandean en pleno siglo XXI. Se trata de una persecución ideológica contra quienes no aceptan el pensamiento único.

Desde antes que Joseph Ratzinger fuera elegido Papa, la sombra de la nueva Inquisición anticristiana lo perseguía. ¿La razón? Su fidelidad al Magisterio y el ir contra la dictadura del relativismo y lo “políticamente correcto”.

Uno de los dos más recientes ataques contra él ha sido el del pretendido antisemitismo y sus declaraciones referentes al preservativo.

“Hay gente que dice que el Papa Benedicto es un antisemita e insensible, esto es ridículo. Él tiene un largo camino de décadas de antinazismo y simpatía por los judíos”, declaró Yehuda Levin, portavoz de la Unión de Rabinos Ortodoxos de Estados Unidos y Canadá (Cf. ZENIT 08-02.2009).

En un alarde de cuestionamiento “más profundo” sobre el caso Williamson, el así llamado “obispo negacionista”, Ruth Gledhill, de The Times, pone en duda la infabilidad del Papa pues entiende este concepto por un “el Papa lo sabe todo” y por tanto no se puede equivocar. Gledhill también critica la actitud vaticana al no haber investigado en un buscador comercial la palabra “Williamson” para enterarse mejor.

En este sentido, la misma cronista hubiera evitado el exabrupto si se hubiera valido de los mismos medios de comunicación que critica al Vaticano de no usar (en el website del Vaticano está disponible el Catecismo de la Iglesia que explica que entienden los católicos por infalibilidad).

Durante el vuelo que Benedicto XVI hizo a África el 17 de marzo de 2009, el Papa ofreció una entrevista a los periodistas que lo acompañaban. El corresponsal del canal 2 de Francia, Philippe Visseyrias, le dijo que la posición de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra el SIDA está considerado no realista o eficaz por algunos. Y luego le preguntó si afrontaría este tema durante su viaje.

Después de ponderar el trabajo efectivo de tantos católicos en la lucha contra el VIH, Benedicto XVI dijo: “Diré que no se puede superar este problema de SIDA sólo con eslóganes publicitarios […] no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema”.

Siendo que antes hubo más preguntas, sobre temas diversos, resultó extraño el que muchos pusieron su atención exclusivamente en esta parte de la respuesta. Las reacciones inquisitoriales no se hicieron esperar. En una entrevista al diario francés Le Monde, el teólogo suizo Hans Küng afirmó que “la historia juzgará al Papa como responsable de la propagación del SIDA en África”. Küng aprovechó la oportunidad para arremeter contra el celibato, el Magisterio y el papado.

En declaraciones a Radio Vaticana, el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, aseguró estar “interiormente herido” por las declaraciones de Han Küng. “Son afirmaciones genéricas y no probadas. Personalmente soy testigo del empeño del Santo Padre por hacer de la Iglesia una familia, la familia de los Hijos de Dios”, afirmó.

Por su parte, el portavoz del ministerio francés de Exteriores expresó “gran inquietud” por las palabras del Papa: “Mensajes de este tipo ponen en peligro las políticas de salud pública”, dijo. En París, algunas decenas de jóvenes se atrevieron a aventar condones a las puertas de la catedral de Notre Dame, mientras la gente salía de misa. La policía tuvo que intervenir dado que un grupo de jóvenes católicos enfrentó a los agresores que lanzaban consignas contra Benedicto XVI.

En declaraciones a Radio J. del domingo 29 de marzo de 2009, el ministro de educación francés, Xavier Darcos, expresó: “Decir que en África no se debe utilizar el preservativo es criminal”. Aunque manifestó que las palabras del Papa habían sido deformadas, y él se considera católico, también apuntó: “La Iglesia debe acordarse del peso de las palabras y del peligro de decir semejantes cosas”.

Muchas organizaciones que gozaban de un práctico anonimato se valieron de la oportunidad para sumarse a la retahíla de acusaciones que regalaban más titulares a la prensa. La poco conocida “Asociación Alemana de Ayuda contra el SIDA” acusó a Benedicto XVI de pecar contra la humanidad. Actionaid calificó de “ciegas y desafortunadas” las declaraciones del Papa. “El Papa debería reconocer el hecho que demuestran que los preservativos protegen a los vulnerables”, pidieron.

A título personal, Richard Dawkins se atrevió a proferir palabras que iban más allá de la misma declaración del Papa al llamarlo estúpido, ignorante y corto. En declaraciones a Europa Press, el profesor Dawkins, quien recientemente estuvo apoyando las campañas de los autobuses ateos en Inglaterra y España, aprovechó para criticar la postura de la Iglesia respecto al respeto a la vida desde la concepción. Y pontificó: “Lo importante es cuando los humanos son capaces de sufrir”.

La revista The Lancet también aprovechó la oportunidad y exigió al Papa que se retractase y rectificara públicamente. En una editorial, la revista acusó a Benedicto XVI de “distorsionar la evidencia científica con el fin de promover la doctrina católica sobre ese asunto”.

En España, el partido Izquierda Unida –que apenas cuenta con un par de representantes en el Congreso– acusó a la Iglesia de favorecer la enfermedad. Pero no fue todo. A finales del mes de abril, el mismo partido político promovió a trámite una iniciativa, no de ley, que reprobase a nivel diplomático las palabras del Papa.

Semanas antes, el 2 de abril de 2009, el Parlamento belga aprobó una resolución que condenaba las declaraciones del Papa sobre el preservativo y, por vía diplomática, protestaba ante la Santa Sede a través de su embajador. “Las palabras del Papa son una ofensa hacia los compromisos de la comunidad científica para prevenir y lucha contra la propagación del SIDA”, afirmaban los diputados belgas. Hubo 98 votos a favor de esta determinación, 7 abstenciones y 18 votos en contra provenientes del partido Vlaams Belang. El hecho suponía un hito histórico en un reino tradicionalmente católico de relaciones bilaterales cordiales a lo largo de la historia secular de ambos países.

Sobre esta resolución, el director de la sala de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, S.I., señaló a Radio Vaticana que “la resolución suscita estupor, dado que en todo país democrático parece obvia la libertad del Papa y de la Iglesia católica de expresar su postura y líneas de acción sobre argumentos relacionados con la visión del ser humano y de su responsabilidad moral”.

El comunicado oficial de la Santa Sede del 17 de abril de 2009 sobre la resolución de la Cámara de representantes del reino belga, fue conciso y claro: “La Secretaría de Estado tomó acto con pesar de este paso, inusual en las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Reino de Bélgica. Deplora que una Asamblea Parlamentaria haya creído oportuno criticar al Santo Padre, sobre la base de un extracto de entrevista truncado y aislado de su contexto, que ha sido utilizado por algunos grupos con un claro intento intimidatorio, casi para disuadir al Papa de expresarse sobre algunos temas, cuya relevancia moral es obvia, y de enseñar la doctrina de la Iglesia”.

No obstante la casi unánime condena contra Benedicto XVI, algunas voces han salido en su defensa. Una de las voces científicas más autorizadas y respetadas internacionalmente sobre el tema del SIDA, el doctor Edward Green, director del AIDS Prevention Research Project, de la Harvard School of Public Health and Center for Population and Development Studies manifestó estar de acuerdo con la opinión del Papa, aunque él no es creyente: “Yo soy un liberal en temas sociales y para mí es difícil admitirlo, pero el Papa tiene razón verdaderamente”, dijo a Il sussudiario.net quien lo entrevisto en exclusiva (Cf. 23.03.2009).

Y más adelante afirmó: “Hace algunos años se comenzó a notar que en África los países con mayor disponibilidad de preservativos y tasas superiores de utilización tenían también el más alto grado de infección de VIH”.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, aseveró que las palabras del Papa son coherentes con su papel. En Francia, dos diputados tuvieron la valentía de denunciar la deformación y exageración de las palabras del Sumo Pontífice.

En sus blogs, Christian Vanneste (diputado por el norte) y Jacqes Remiller (alcalde de Vienne y diputado) denuncian la tergiversación de las palabras de Benedicto XVI por parte de la clase política de su país. Vanneste aseguró que “la política de lucha contra el SIDA no debe limitarse a la publicidad a los preservativos”, mientras que Remiller escribió que “seguramente la jauría popular de materialistas y hedonistas está muy alejada de poder comprender este mensaje. La muchedumbre más concreta de fieles que se reúne alrededor del Santo Padre está aportando una mejor respuesta”.

No es sólo el Obispo de Roma el que sufre en primera persona la nueva inquisición laicista.

A finales del mes de enero de 2009 se llevó a cabo en Brasil el Foro Social Mundial. En él, el presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció a los “nuevos enemigos” del gobierno en su país: “…ya no solo la prensa de derecha, sino grupos de la Iglesia católica, los jerarcas de la Iglesia católica que son enemigos de las transformaciones pacíficas”. Y más adelante agregó: “…otra fe es posible, otra religión, otra iglesia también es posible, hermanos y hermanas”.

Durante meses, la Iglesia católica en Bolivia se opuso a algunos puntos de la nueva Constitución por ir en contra de valores no negociables como la familia y la vida.

Del 11 al 13 de marzo de 2009 tuvo lugar en Asunción, Paraguay, la reunión del “MERCOSUR” religioso, una cumbre convocada por Fernando Lugo, presidente de Paraguay y ex obispo católico, en el Foro Social Mundial donde Evo Morales había dejado claras las consignas.

“Lugo intenta levantar la bandera de una teología de la liberación renovada con un mensaje eco-indigenista, más demoledor para la Iglesia católica que su antiguo objetivo de promover una lucha armada”, asegura Noticias Globales (Cfr. boletín telemático no. 963, 12.03.2009). Tras esta reunión, el siguiente paso es llevar las propuestas religiosas a la cumbre de jefes de Estado que se tendrá el próximo mes de junio también en Asunción.

¿Y qué contenía el temario? El temario estuvo caracterizado por antiguas aspiraciones masónicas como la ley de culto y la relación con el Estado que, según Noticias Globales, se trata de un “igualitarismo religioso anticatólico e intromisión del Estado en las cuestiones internas de los cultos […]: la religión convertida en arma de control político, instrumento para imponer el pensamiento único y defensa del medio ambiente desde los contenidos panteístas que predica Leonardo Boff”, quien, junto a Frei Betto, es uno de los dos ideólogos promotores de estas cumbres.

Caroline Petrie es una enfermera inglesa de 45 años. Cristiana baptista, ofreció a una paciente anciana, rezar por ella. Caroline fue llamada a consultas disciplinarias por “no mostrar un compromiso de igualdad y diversidad” y fue suspendida durante varios días, a inicios del mes de febrero de 2009. Su caso tuvo resonancia en Inglaterra y a los pocos días fue readmitida en su trabajo habitual.

En España, la Conferencia Episcopal puso en marcha la campaña “¡Protege mi vida!” el pasado 16 de marzo de 2009. La iniciativa pretende sensibilizar frente a la nueva ley para ampliar el aborto, del ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Mientras unos defendían el derecho de expresión de los obispos españoles, el Partido Socialista tachó de hipócrita y retrógrada la campaña al grado de ser calificada por el vice-secretario del partido, José Blanco, como “rancia y anticuada”.

Como la campaña de los obispos a favor de la vida lleva una imagen de un lince y la de un niño, la ministra de Fomento llegó a declarar que la Iglesia devalúa la defensa del lince.

En un artículo del escritor Alfonso Ussía (Cf. La Razón, 24.03.2009), el autor aclaraba el asunto de esta forma a la ministra: “Lo que la Iglesia pretende, y a ver si le entre en la cabeza a la señora ministra de una vez, es que los niños que aún no han nacido sean respetados, defendidos y protegidos como los linces y malvasías. Insisto que se trata de un objetivo justo, discreto, medido y prudente. No por defender a los niños que asesinan antes de nacer, morirán los linces. Que vivan todos y que se disfruten unos a otros”.