martes, agosto 29, 2006

Testimonio de una postulante


El pasado 26 de Febrero de 2006 entré como postulante en el Monasterio de Santa Clara de Belorado (Burgos), pero hoy no es mi intención hablar de mi experiencia como postulante, intensa y maravillosa experiencia por cierto, sino que desearía compartir con vosotras lo que fue para mí uno de los más bellos momentos que Dios me ha concedido vivir junto a mi familia: mi entrada. Ese hecho me permitió descubrir y valorar -con gozo, asombro y ternura- el maravilloso don de Dios que es mi familia.

El día 25 de Febrero, y con la ayuda de Dios, llegamos a Belorado. Digo con la ayuda de Dios porque el mismo día 25 a las 9 de la mañana, justo antes de salir, tuvimos que cambiar todos los planes ya que a causa del temporal de nieve que se esperaba no sabíamos si sería buena idea coger los coches. Tan nerviosa debió verme mi madre -y tan nerviosa estaña ella-ante la perspectiva de verme obligada a retrasar una vez más (esta es otra historia) mi entrada que, en un intento de animarme, me dijo: "tú tranquila que en todo caso te vas tú y nosotros ya iremos después", a lo que respondió uno de mis hermanos "¡Ah! Claro, que el temporal solo nos impide viajar a nosotros, no a ella". Finalmente pudimos iniciar el viaje, unos en autobús, para evitar problemas en la carretera, y otros en coche... para no ir todos en autobús. Cosa de los nervios, supongo.

El hecho de llegar un día antes estuvo motivado, principalmente, porque varios de mis hermanos no conocían todavía mi nuevo hogar y mi madre quería que pudieran tener ese primer contacto acompañados por mí. Y verdaderamente fue providencial porque el hecho de tener por delante toda la tarde del sábado nos permitió disfrutar a toda la familia de unos momentos únicos, de intimidad y confidencia, complicidad y alegría. Hubo incluso lugar para el buen humor entre mis hermanos que luego pudimos compartir entre risas con las hermanas en el locutorio, como por ejemplo el incidente del "hermano enano".

Para mí era evidente que el amor del Padre se volcaba a cada momento sobre cada uno de los miembros de mi familia, mitigando en lo posible su sufrimiento.

Al día siguiente, Domingo 26 de Febrero, asistimos todos a la Santa Misa, al final de la cual yo efectuaría mi entrada. ¡Cómo me habría gustado que todos hubieran recibido al Señor en la Sagrada Comunión! Pero aunque no pudo ser yo tenía la certeza de que el Señor acompañaba personalmente a cada uno de mis hermanos, a cada uno según su necesidad. Fue una Eucaristía hermosa, emotiva y, por pura gracia, llena de significado dado que ese día -y sin que yo hubiera pretendido coincidencia alguna- la primera lectura era del profeta Oseas (2,14b.l5b.l9-20): "Esto dice el Señor: "Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto y le hablaré al corazón (...) me casaré contigo en matrimonio perpetuo (...)". A ninguno de mis hermanos le pasó desapercibida. De hecho mi hermana pequeña luego me preguntó, algo impresionada, si lo había preparado para que coincidiera. Lí respondí con una sonrisa de oreja a oreja que no. Y es que yo misma estaba felizmente sorprendida por aquel inesperado regalo del Señor.

Al finalizar la Santa Misa y cuando los demás fieles abandonaron la Iglesia, a una señal de la Madre Pureza me acerqué a la reja ya abierta y allí me arrodillé frente al sacerdote. Recuerdo que me preguntó a quien debía bendecir primero, a mi familia o a mi, yo estaba tan nerviosa que no sabía de lo que me hablaba y le respondí "si, si". Ante semejante aclaración decidió empezar por mí y luego siguió por mi familia que esperaban tras de mí, no me fijé bien por los nervios pero me pareció verlos muy juntos y recogidos

Finalmente, ya puesta en pie y gracias a que la Madre Pureza me invitó a ello (esos nervios...), me volví para despedirme de mi familia, fue un momento verdaderamente hermoso, no tanto por lo que implicaba, que para ellos resultaba extremadamente duro, como por la forma en que reaccionó cada uno.

Fui abrazándoles, a cada uno de manera especial y particular, en cada uno deposité interiormente un ruego para que el amor de Dios les inundase de amor y de consuelo. Cada uno también me abrazó y me despidió a su particular manera.

Mis padres, con un dolor igualado a su amor, pero con una inmensa generosidad y desprendimiento en favor de Dios, y una fe que me conmovió. Mi hermano Josémaría me acogió en un enorme abrazo y en susurros y entre risitas me decía "¿Y si ahora no consigues soltarte? ¿y si no te suelto? Uy uy uy" Por supuesto acabamos los dos riéndonos abrazados, el a mí y yo a él. Mi hermano Rafa me abrazó con enorme cariño, fuerte pero delicado. Luego me contaron las hermanas que se había retirado llorando y que lo recogió e! sacerdote que salía en ese momento de la Iglesia y se quedó consolándolo unos minutos (nunca se lo agradeceré bastante). Mi hermana Mana me sorprendió con unas palabra que jamás había escuchado de sus labios (tiene 23 años) "te quiero mucho, mucho". Me emocioné enormemente y la achuché dándole gracias a Dios por hacerme un regalo semejante. Finalmente mi hermano Pablo, mi ahijado me dejó asombrada con sus palabras a mi oído mientras me abrazaba: "recuerda, después de madre, madrina". Desde hacía más de 10 años no se lo había vuelto a escuchar.

Mi hermana Belén, la columna sobre la que yo me he apoyado y a la que me he abrazado durante mi largo camino hasta llegar aquí me dio cortos pero sabios consejos para mi vida interior que aún conservo muy dentro de



Tengo que decir que ninguno de mis hermanos (de los que me acompañaron ya que faltaron dos por cuestiones de distancia), excepto Belén, ninguno de ellos practica ya la fe. no entienden la fe que vivimos los demás miembros de la familia y mucho menos entienden la decisión que ye he tomado; de hecho a alguno le ha costado muchas lágrimas, sin embargo sus palabras desde el principio han sido siempre "si tú lo quieres, si vas a sei feliz entonces yo también", y no solo sus palabras sino también sus actos, los hechos, han ido siempre en la misma dirección: el amor incondicional.

Resulta evidente que a pesar de que ellos ahora no creen en Dios, afortunadamente Dios nunca ha dejado de creer en ellos, y por eso el Amor sigue en cada uno de ellos. Y ¿qué puede salvamos si no es el Amor?



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Queridas hermanas, paz y bien.

Cumplido el cuarto mes de mi postulantado quisiera compartir con vosotras lo que hasta ahora ha sido mi personal vivencia como postulante en el Monasterio de Santa Clara de Belorado.

En primer lugar, y para mi sorpresa, si eres postulante, te pongas como te pongas y tengas la edad que tengas, eres "la pequeña". No es ésta pequeña regresión temporal especialmente cuando una, con sus 37 años, dos hermanas mayores y cinco hermanos pequeños, lleva media vida defendiendo su estatus de hermana mayor, e incluso ha mantenido férreo combate con su padre para que deje de llamarla cariñosamente "pequeña".

Es evidente que está de Dios que a pesar de todos mis esfuerzos siga siendo pequeña, pero ahora con alegría sincera y con mucho buen humor porque en esta ocasión ser pequeña es un privilegio, es poder sentirme verdaderamente pequeña, como un niño, a los ojos de Dios (Cf. LC. 18, 16-17) y con esta excusa sentirme libre para correr a buscar protección en sus brazos amorosos siempre que lo necesito. Y así, me encuentro con que cada día deseo con mayor fervor no crecer, seguir pequeña a la mirada de mis hermanas, que es también mirada de Dios.

La verdad, hermanas, que ser postulante está siendo -en mi caso particular- una experiencia maravillosa a la par que sorprendente. Creo que podría resumirse en una sencilla frase que a mis hermanas de comunidad íes resultará sumamente evocadora: "voy y vengo y en el camino.-- no me entretengo" porque voy corriendo que no me da tiempo a cambiarme la bata de trabajo por el habitillo, porque me he perdido y no llego a formación o al obrador, porque hay que mover algunas cosiílas de sitio, de aquí para allá, de allá para acullá. No, no me entretengo pero ¿a dónde voy?, ¿de dónde vengo? ¡Maestra, necesito un horario, dibújame un plano que voy y vengo y en el camino siempre me pierdo!

Verdaderamente a veces ser postulante se parece -valga la comparación- a ser un ejecutivo estresado, que tiene una agenda muy apretada pero que nunca sabe muy bien a donde tiene que ir, ni qué tendrá que hacer cuando llegue. Y esto, hermanas puede resultar una verdadera lucha cuando esta postulante se ha dedicado durante casi 15 años a trabajar como secretaria. ¿Dónde quedaron la organización, el rígido horario, la monotonía del día a día, el control de cada situación, los esfuerzos por cuadrar a la perfección cada momento del día?

Pues todo eso se quedó en el camino, si, en aquel recodo, en aquel día que el Señor se paró, te miró y te sonrió invitándote a descubrir el verdadero sentido de tu vida- Entonces los horarios, las agendas y el afán desenfrenado por controlarlo todo quedaron desvirtuados, sin sentido ante tal invitación a sumergirte de la mano de Dios en la locura del Amor.

Además, ser postulante es descubrir que lo que ves cuando te miras no se parece en nada a lo que Dios ve cuando, con infinita ternura y amor misericordioso, te mira y se sonríe ante tus cabezonerías, tus ideas preconcebidas sobre tu Persona tus limites... b!, a veces te empeñas en que tú no puedes, no sabes, no eres capaz, no aguantarás el esfuerzo ¡No puedes, no y no! Y mientras tratas de convencerte a ti misma de ello ya has terminado de trasladar con otra hermana una cocina de gas. dos bancos del jardín y has realizado dos pequeñas mudanzas. Y es que ser postulante es descubrirte por vez primera en la mirada amorosa del Padre, que con infinita paciencia y cariño va rompiendo las barreras de tu alma, abriendo horizontes en tu corazón y descubriendo en ti la natural aspiración del ser humano al infinito de Dios.

Pero ser postulante es muchas otras cosas. Por ejemplo, después de casi ocho años de lucir un estupendísimo peio corto, cortísimo, ser postulante es redescubrir el apasionante mundo de las horquillas, ías gomas del pelo, ías diademas... y creo que obviaré la cuestión de los lavados de cabeza y el asunto del secado.

En definitiva, hermanas, según mi experiencia, ser postulante es renunciarte a ti misma, o mejor dicho, a quien creías ser tú misma, para descubrirte a ti misma en Dios.

Es contemplarte en la mirada amorosísima del Padre y no dudar en aceptarte, en abandonarte confiada en sus brazos porque El fue quien te pensó y El es quien mejor te conoce porque... te conoce desde la eternidad y en el espejo de su mirada se encuentra el reflejo de tu "yo" más bello, auténtico y verdadero.

Es dejarte conquistar por el Amor del Hijo y ansiar encontrarte con El de nuevo cada día. Quizás, con frecuencia, el encuentro se realice a los pies de la Cruz, pero ¿acaso no fue allí donde El se entregó por amor al tiempo que pronunciaba tu nombre?

Es, en definitiva, postular tener el privilegio de haber sido invitada por el Espíritu Santo a participar -mediante la plena y gozosa pertenencia a Dios- de! Amor del Padre y de! Hijo; invitada a enamorarte del Amor hasta la consagración total de ti misma a Dios en el seguimiento de Cristo {Vita Consecrata)

Ni un solo divorcio


Os traigo una bonita historia, ahora, que los agoreros solo proclaman que el matrimonio está en crisis, y que el Verano es el que mas genera separaciones.
Yo créi que lo que mas genera separaciones, es el poco entendimineto y el egoismo, ademas de otras muchas cosas mas.

Ahí va:

Autor: Sr. Emmanuel Traducción, Padre Jordi Rivero | Fuente: Marian Observer
¡Ni un solo divorcio!

El secreto es el poder de la Cruz



¡Ni un solo divorcio!

El pueblo de Siroki-Brijeg en Herzegovina tiene una maravillosa distinción: ¡nadie recuerda que haya existido un solo divorcio entre sus 13,000 habitantes! ¡Tampoco se recuerda un solo caso de familia rota!

El secreto de Herzegovina es sencillo: Los habitantes croatos han mantenido su fe Católica soportando por ella persecución por siglos a manos de los turcos y después de los comunistas. Su fe esta fuertemente arraigada en el conocimiento del poder salvador de la cruz de Jesucristo. Ellos saben que los programas del mundo, aunque sean programas humanitarios, de desarme o de paz, por si mismos solo proveen beneficios limitados. ¡La fuente de la salvación es la cruz de Cristo!

Este pueblo posee una gran sabiduría que han sabido aplicar al matrimonio y a la familia. Ellos saben que el matrimonio esta indisolublemente unido a la cruz de Cristo. Según la tradición croata, cuando una pareja se prepara para casarse, no les dicen que han encontrado a la persona perfecta. ¡No! En vez, el sacerdote dice: "has encontrado tu cruz. Es una cruz para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira sino que se atesora" En Herzegovina la Cruz representa el amor mas grande y el crucifijo es el tesoro de la casa.

Cuando los novios van a la iglesia traen el crucifijo con ellos. El sacerdote bendice el crucifijo. Cuando llega el momento de intercambiar sus votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el novio pone su mano sobre la de ella, de manera que las dos manos están unidas a la cruz. El sacerdote cubre las manos de ellos con su estola mientras proclaman sus promesas, según el rito de la Iglesia, de ser fieles el uno al otro, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta la muerte. Acto seguido los novios no se besan sino que ambos besan la cruz. Los que contemplan el rito pueden comprender que si uno de los dos abandona al otro, abandona a Cristo en la Cruz.

Después de la ceremonia, los recién casados llevan el crucifijo a su hogar y lo ponen en un lugar de honor. Será para siempre el punto de referencia y el lugar de oración familiar. En tiempo de dificultad no van al abogado ni al psiquiatra sino que van juntos ante la cruz en busca de ayuda de Jesús. Se arrodillaran y lloraran y abrirán sus corazones pidiendo perdón al Señor y mutuamente. Van a dormir en paz en el Corazón porque han recibido perdón del único que tiene poder para salvar. Ellos enseñaran a sus hijos a besar la cruz cada día y no irse a dormir como los paganos, sin dar gracias primero a Jesús. Saben que Jesús los sostiene en Sus brazos y no hay nada que temer.


La fuerza y el amor están en Dios.

miércoles, agosto 23, 2006

Musica para disfutar

http://www.youtube.com/watch?v=m4kFznK2lpQ

lunes, agosto 14, 2006

La belleza del bien


» Baul de autor » Tomás Salas

La belleza del bien
El arte moderno ha estado atraído, seducido por el mal. Si bien se mira, hay razones para ello, por lo que tiene el mal de insondable misterio humano, por lo que tiene de absurdo que desborda nuestra capacidad lógica. No es casual que uno de los libros fundacionales de la poesía contemporánea sea "Las flores del mal", de Charles Baudelaire. Desde entonces -pongamos a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el Simbolismo- está muy extendida esa opinión del Andre Gide (respuesta a sus amigos intelectuales católicos) de que "es con los buenos sentimientos con los que se hace mala literatura".

Esta fascinación se ha extendido de forma especialmente intensa al arte por excelencia de nuestro tiempo, al cine. Es frecuente que la pantalla (la grande y la pequeña) se convierta en ventana donde asomarse a las peores miserias, lacras y debilidades del ser humano. Sin olvidar, sobre todo si se trata del cine español, su buena dosis de chabacanería y humor de sal gruesa. Parece que existe una incapacidad de lo bueno, de lo que llamaríamos valores positivos, para convertirse en categoría estética, para llegar a los demás condensando, en "forma" artística, sonido, palabra y sobre todo imagen. Parece que lo bueno tiene que mostrarse como rosa, como ñoño en ocasiones.

Sin embargo, esto no tiene que ser necesariamente así. La reciente película de Fabrizio Costa sobre la Madre Teresa de Calcuta demuestra que el bien puede ser interesante, llegar al receptor (en este caso, al espectador), tener valor estético, dramatismo, interés, belleza. Todo ello se da en esta película con realismo, sin eludir los aspectos más oscuros y negativos de la realidad, sin caer en un tono falsamente edificante. La película nos muestra a una persona de una vida de gran interés, incluso para un no creyente, con sus debilidades y contradicciones, pero con una clara trayectoria vital y una fuerte voluntad para llevarla a cabo. Se demuestra aquí que la vida de las personas de una bondad radical no tiene por qué ser anodina y aburrida, sino, por el contrario, apasionante, de una gran densidad humana y biográfica.

Indudablemente el mal tiene su profundo atractivo, su interés, pero también el bien tiene sus posibilidades artísticas. Hay que aprovecharlas sin complejos. A fin de cuentas, Belleza y Bien son rayos que proceden de una misma Luz.

lunes, agosto 07, 2006

El Padre Nuestro con Juan PabloII


¡¡Es alucinante!! Me he llevado ésta grata sorpresa.

http://arcangelgabriel.com/index.htm

domingo, agosto 06, 2006

Un gran encuentro


John Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, autor del libro "Amor Incondicional", escribe sobre un estudiante de su clase de La Teología de la Fe, llamado Tommy.

Hace unos doce años atrás, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe.

Ése fue el primer día que vi a Tommy.

Tommy estaba peinando su larga cabellera rubia, que caía 6 pulgadas por debajo de sus hombros. Como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron y de inmediato catalogué a Tommy bajo "de extraño... Muy extraño.

Tommy resultó ser el "ateo de la clase" en mi curso de Teología de la Fe.

Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente.

Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico:

- ¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?

Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock.

- ¡No!, le dije muy enfáticamente.

- ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo.

Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle:

- ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios... Pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.

Él se encogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida.

Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación: "¡Él te encontrará a ti!", por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa.

Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me dio el debido gusto. Más adelante me llegó una triste noticia, supe que Tommy padecía de un cáncer terminal.

Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme. Cuando entró en mi oficina lucía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia. Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que tenía antes.

- Tommy, he pensado mucho en ti... oí que estás enfermo, le dije en un tono casual.

- Oh, sí, muy enfermo, me respondió, tengo cáncer en ambos pulmones. Es cuestión de semanas.

- Tom, ¿puedes hablar sobre eso?, le pregunté.

- Por supuesto, ¿que quiere saber?, me contestó.

- ¿Qué se siente tener solo 24 años y estar muriendo?, le dije:

- Bueno, podría ser peor.

- ¿Peor, cómo qué?


- Bueno, como llegar a los cincuenta años sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son 'lo máximo' de la vida.

Antes había clasificado a Tommy bajo: de extraño... Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación, Dios lo devolviera a mi vida para que me educara.)

- Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases. (¡Se acordó!)

Él continuó diciendo:

- Yo le pregunté si usted creía que yo llegaría alguna vez a encontrar a Dios. Usted me dijo que ¡No!, cosa que me sorprendió mucho. Entonces usted dijo: 'Pero Él te encontrará a ti'. Estuve pensando mucho en eso, aunque no se puede decir que mi búsqueda era muy intensa en aquel
entonces.


Pero cuando los doctores removieron el tumor que tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, ahí fue que empecé a buscar seriamente a Dios. Y cuando el cáncer se regó a mis órganos vitales, de verás que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del
Cielo... pero Dios no salió.
De hecho, no pasó nada. ¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado? Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar y tratar y tratar... y
eventualmente, uno deja de tratar.
Bueno, pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios que posiblemente no estuviera ahí, me rendí... Decidí que en
realidad no me importaba Dios, ni una vida después de la muerte, ni nada que se le pareciera. Decidí pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más provechoso.
Pensé en usted y en su clase y recordé otra cosa que usted nos había dicho: 'La mayor tristeza
es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse sin nunca haberle dicho a los que uno ama, que los ama'.

Así que empecé por el más difícil, mi padre. Él estaba leyendo el periódico cuando me le acerqué.

- Papá

- ¿Qué?, preguntó sin quitar sus ojos del periódico.

- Papá, quisiera hablar contigo.

- Bueno, habla.

- Papá... es algo verdaderamente importante.

Bajó el periódico lentamente,

- ¿De qué se trata?

- Papá, yo te amo. Sólo quería que lo supieras.. (Tom me sonrió mientras me contaba con satisfacción, como si sintiera un gozo cálido y secreto, que fluía a través de su interior.)

Entonces mi padre hizo dos cosas que no recuerdo que hubiese hecho antes. Él lloró y me abrazó. Estuvimos hablando toda la noche, aunque él tenía que ir a trabajar al día siguiente.. Me sentí tan bien de estar cerca de mi padre, de ver sus lágrimas, de sentir su abrazo y de oírle decir que me amaba.

Fue más fácil con mi madre y con mi hermano pequeño. También ellos lloraron conmigo y nos abrazamos y nos dijimos cosas bonitas los unos a los otros. Compartimos las cosas que habíamos guardado en secreto por tantos años. Sólo me arrepiento de una cosa... de haber esperado tanto tiempo!!! Ahí estaba, comenzando a abrirme a todas las personas que siempre habían estado tan cerca de mí.

Entonces, un día me volteé ¡y ahí estaba Dios!

No vino a mí cuando yo se lo pedía. Me imagino que yo me portaba como un entrenador de animales aguantando el aro para que saltaran: '¡Vamos, salta! Te doy tres días, tres semanas.' Aparentemente Dios hace las cosas a Su manera y a Su hora. Pero lo importante es que Él estaba ahí. ¡Me había encontrado! Usted tenía razón, me encontró aún después de que yo dejé de buscarlo.

- Tom, le dije casi sin aliento, yo creo que estás diciendo algo muy importante y más universal de lo que tú te puedas imaginar. Por lo menos para mí, lo que estás diciendo es que la forma más
segura de encontrar a Dios: Es la de no hacerlo una posesión particular, un solucionador de problemas, un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad... sino abrirse al amor!!! Sabes, el apóstol Juan dijo eso, él dijo: "Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él."

- Tom, ¿podría pedirte un favor?, pregunté. Fíjate, cuando te tenía en mi clase eras una verdadera molestia, pero (riendo) ahora puedes compensarme por todo... ¿Vendrías a mi curso de Teología de la Fe y les contarías lo que acabas de contarme? Si yo se los dijera, no tendría el mismo impacto que puede tener al contárselo tú.

- Oohh.Yo estaba listo para usted, pero no sé si estoy listo para su clase.

- Piénsalo, Tom, y si te sientes listo, llámame.

Tom me llamó a los pocos días y me dijo que estaba listo para la clase, que él quería hacer eso por Dios y por mí. Así que hicimos la cita, pero Tom nunca pudo llegar... Él tenía una cita mucho más
importante que la mía y mi clase.

Por supuesto que su vida no terminó con la muerte, sólo cambió.

Él dio el gran salto de la fe a la visión. Él encontró una vida más hermosa que todo lo que ha visto el ojo humano o que el oído humano haya escuchado o quela mente del ser humano jamás se haya imaginado.

Antes de que él muriera, hablamos una última vez.

- No voy a poder llegar a su clase", me dijo.

- Lo sé, Tom.
- ¿Les dirá usted por mí? ¿Le dirá. al mundo entero por mí?

- Sí, Tom, les diré. Haré lo mejor que pueda.



John Powell

Profesor de Loyola University, Chicago

La Batalla de la Vida - Reportaje en contra del aborto y a favor de la vida

¿Te gustaría conocer qué ocurre detrás del oscuro mundo del aborto?
En este documental se trata de investigar qué ocurre detrás de este mal social: la soledad de la mujer que se queda embarazada sin esperarlo o desearlo, el síndrome postaborto, cuando comienza la vida, los intereses internacionales para promover el aborto, etc. En el documental han participado especialistas de la plataforma hazteoir.org, la Dra. Victoria Uroz, Secretaria de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), el Dr Jesús Poveda, profesor de Psicología Médica de la Universidad Autónoma de Madrid Y Presidente de Provida España, María Echanove, probablemente la mayor 'rescatadora' de abortos de España, Javier Paredes, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Alcalá de Henares y Víctor Lozano, Presidente de la Asociación de Juristas Tomás Moro, entre otros.

Red Madres

Necesitamos voluntarios para repartir carteles de la Red de Madres, junto con el Foro, por los locutorios de Madrid.

¿Quién se anima?

Para los que os animéis:

info@redmadres.org